Andrés Iglesias
Vive y trabaja en Barcelona.
Empecé a pintar para cambiar al mundo y sigo pintando para que el mundo no me cambie. Hay un intento interno, casi desesperado, de crear belleza; intentarlo, en principio. Belleza, gozo, silencio, placer, dudas.
Pinto desde las entrañas, desde el estómago. Trabajo desde las emociones, para transmitir emociones; similares, diferentes, iguales; eso no es exactamente relevante cuando hay algo que comunicar.
Soy existencialista, por lo tanto, mi obra también lo es. De esa manera trato de evitar las diferencias entre lo que soy y lo que hago. Tengo la intención de que mis obras reflejen escenas existenciales silenciosas, los materiales, así como los colores están creando contrastes fuertes o delicados. Una batalla, una ola, un abrazo. Normalmente pongo horizontes para manifestar divisiones y frecuentemente aplico el tubo de pintura directamente sobre el lienzo para realzarlas.
Cuando pinto, soy libre… y me gusta que se refleje.
El discurso de la obra está en la obra.